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La Ingeniería Electrónica en todas las Ramas Industriales – Parte XXXVIII

Por Pablo Enrique Alcántara Vega*

El proyecto con los mexicanos, que Adolfo me había comentado cuando aún estaba en Venezuela, se había hecho realidad. Me enviaron a Ciudad de México a hacer una selección de personal técnico para darle a la compañía mexicana, el soporte técnico al que nos habíamos comprometido. Se trataba de módulos similares a los diez que habíamos vendido en Venezuela. A los mexicanos les habíamos vendido cinco módulos; tres de ellos destinados a Villa Hermosa, Tabasco y Ciudad del Carmen, Campeche y 2 de ellos a Reynosa, Tamaulipas muy cerca de la frontera con Texas. Rogelio estaría a cargo de la operación, basado en Villa Hermosa, Geoff sería el soporte técnico para el software y las computadoras, basado en Houston y nos turnaríamos en la parte técnica David, Marco y Yo.

Como era de esperarse David y Marco se pusieron de acuerdo junto con el ahora supervisor Mark para que fuera yo quien pasara en México tanto la Navidad como el Año Nuevo. Después que Mark pasó a ser supervisor, ya no tenía mucho interés en hacerle mala propaganda a Rob. David tampoco no andaba muy motivado en esa campaña, así que por el momento, los planes de Marco de ocupar el puesto de Rob estaban postergados. David, no “mato” a Mark por quedarse con el cargo de supervisor, como Marco había pronosticado. La posibilidad de que Rob saliera se hacía cada vez más lejana, pero igual Marco simplemente no me quería y cualquier bajeza era válida para aburrirme, a ver si así yo me largaba. Obviamente Marco no sabía con quién estaba tratando. Si bien es cierto su presencia era como tener una serpiente alrededor, su influencia no era mayor que la de sus “maestros” Mark y David.

Así, fui por primera vez a ciudad de México, el DF, a reclutar personal con la ayuda de Rogelio, tomamos un técnico para Villa Hermosa, Juan Cruz y uno para Reynosa, Agustín. Luego Yo regrese a Lafayette y Marco fue a Villa Hermosa a hacer inventario de los módulos, un mes después, me volvieron a enviar, cuando Marco aún se encontraba en Villa. Al llegar al Staff House note que la esposa – recién casada con Marco, se encontraba allí. Marco estaba utilizando esa asignación para pasar su luna de miel en Tabasco. Me puse listo, sabía que vendría con alguna historia rara, y así fue; con todo el desparpajo y el cinismo que lo caracterizaba me dijo: “Esta es la llave de la camioneta de la compañía, como tienes que ir a Ciudad del Carmen a dos horas de aquí; si quieres “te hago el favor” y te llevo hasta Carmen, de allí yo me regreso con la camioneta”. A lo cual yo, tomando las llaves de la camioneta le dije: “No es necesario Marco, Yo puedo ir solo” y luego un poco apenado dijo: “es que íbamos a ir con mi esposa a visitar Chichen Itzá”. “Que pena” le respondí. Es decir, me tiro el anzuelo para llevarse la camioneta de la compañía para irse a su Luna de miel gratis y dejarme a mí sin movilidad, a mí que estaba haciendo un trabajo para la compañía.

En Carmen me encontré con Juan Cruz, el técnico que tenía que entrenar para la instalación de los módulos. Teníamos nuestra base en la misma ciudad, allí conocí a Juan Yánez un técnico encargado de probar y reparar equipos direccionales y pulsadores. Nos caímos muy bien. Recuerdo que unos días después de conocernos, me dijo: “Tu paisano Marco, no nos cayó nada bien aquí, porque le preguntamos: “Que dice tu presidente Fujimori. Y el con aire arrogante, nos respondió, sacando el pasaporte gringo: Estas equivocado, Yo soy americano”. Hicimos un asado estilo argentino que no salió muy bien. Pero Juan y yo entablamos una amistad que se hizo permanente.

Un día antes de viajar al pozo costa afuera, quise cambiar dólares con la gente de la oficina, unos 60 dólares para tener cambio al regresar para tomar el taxi. No necesitaba más, teníamos un staff house de lujo, cerca de la playa, hermoso en el día, en la noche los zancudos le pican a uno hasta la pepa del alma. Sin embargo, nadie me “pelo” como dicen en Ciudad de México. Nadie quería mis dólares. Cuando insistí, me dijeron, vete al banco allí los puedes cambiar. Acostumbrado a la fragilidad de la moneda en Perú, Argentina, Brasil, Ecuador, etc. donde el que menos te quiere comprar dólares, en México dada la solidez de la moneda en los últimos años, pues no había interés. Me fui al banco, cambié 60 dólares a 2.95 pesos mexicanos por dólar.

Estuvimos algo así como una semana en el pozo. Instalamos y dejamos todo operativo. Geoff se encontraba allí, entrenando a un operador de la Compañía Mexicana, un viejito que tosía horrible, los ojos se le desorbitaban cuando le atacaba la tos, con su enorme pañuelo cubriéndose parcialmente la boca. No era nada malo, el viejito sufría de alergias o algo así, pero no parecía la persona ideal para entrenar, pero eso era asunto de los mexicanos. Geoff estaba hecho para el trabajo de soporte técnico y entrenamiento, tenía una paciencia a toda prueba y como buen inglés, un gran sentido del humor.

Al volver a Carmen tomamos un taxi a la base y “Oh noticia” hacia uno par de días había estallado una crisis económica letal después de casi 10 años de estabilidad monetaria, al presidente Salinas de Gortari se le habían escapado los caballos, y el dólar se había puesto en 10.23 pesos; a groso modo un poco más de 300 %, en una semana. Ahora todos me buscaban para comprar mis dólares.

Me quede unos días más en Carmen, se acercaba la Navidad. Pasaba mucho tiempo con Juan Cruz para aclarar sus dudas, él se quedaría encargado de ese equipo y en unas semanas más tendría que instalar otro, en otro taladro. Me invitaba a su casa todas las noches para charlar y me mostraba sus dotes de cantante. Le encantaba el género ranchero, me regalo pistas de canciones rancheras desde Pedro Infante hasta Javier Solís y otros cantantes regionales que yo no conocía. Muy agradecido conmigo Juan Cruz. Al momento que me preparaba a regresar a Villa, llego Geoff del pozo, así que nos regresamos juntos a Villa. El se iba a Houston a pasar Navidad con su familia.

Yo tenía un par de misiones más en Reynosa, Tamaulipas antes de volver a casa. Le pregunte a Geoff por su alumno en el taladro, el viejito que tosía, y Geoff con su típico sentido del humor y simulando un pañuelo en la mano, me dice con acento inglés/portugués “le pregunte al viejito, ¿has entendido? Y el viejito movió la cabeza afirmativamente, tosiendo con el pañuelo en la boca y los ojos parcialmente desorbitados” mientras hacia la mímica. Siempre fue un gusto enorme trabajar con Geoff. Después de esa ocasión, nos asignaron a diferentes misiones y no nos hemos vuelto a ver.

Al llegar a Villa, nos reunimos con Rogelio, él ya tenía un apartamento rentado en la ciudad, me explico que el primer trabajo de instalación pendiente que yo tendría que realizar en Reynosa, Tamaulipas, en la frontera con Texas, sería el 28 o 29 de Diciembre, estábamos 22 de Diciembre, así que planeamos que me fuera el 26, es decir después de Navidad. Hicimos ceviche. La familia de Rogelio se había ido a Florida a pasar las fiestas de fin de año a casa de unos parientes de su esposa. Tuvimos un par de días estupendos, pues Rogelio era una enciclopedia, había trabajado en Argentina, Brasil, Perú, Canadá, conocía a gente que ya no estaba con nosotros y ambos conocíamos, fue como viajar por el túnel del tiempo. La pasamos muy bien, haciendo ceviche, asado y bebiendo cerveza importada y buen vino. La noche del 24 fuimos a casa del gerente regional de nuestra compañía quien nos había invitado a cenar. Una cena de Navidad suculenta, estaba allí toda la plana mayor, con sus respectivas esposas, una cena inolvidable. Nos dieron un regalo a cada uno, la pasamos muy bien.

El 26 viaje de Villa a Ciudad de México, muy temprano. Llegue al DF a eso de las 8:30 de la mañana, mi vuelo para Monterrey no salía sino hasta las 3 de la tarde, me empezó a doler la cabeza ni bien bajamos en el DF, pero aun así tome un taxi al Zócalo a ver tiendas. En mi primera visita no recuerdo que la altura me haya hecho mella, pero esta vez, me pego duro. A eso de las 2 de la tarde regrese al aeropuerto de la Ciudad de México y tome el vuelo para Monterrey que salió un poco atrasado. En Monterrey tome otro avión más pequeño hacia mi destino final, Monclova, Coahuila. Una vez más, el vuelo se retrasó otro poquito, de modo que cuando estábamos llegando al “aeropuerto” de Monclova, ya era de noche. Mientras estábamos bajando no lo note, pero al bajar del avión y encontrarme con el técnico Agustín que yo mismo había reclutado en el DF un par de meses atrás, se me helo la sangre al notar que la pista del “aeropuerto” de Monclova no tiene alumbrado, y que cuando ocurre que está entrando un avión en estas condiciones, la gente que va a recoger a sus parientes y conocidos colocan los carros alineados y las luces prendidas, el piloto del avión pueda ver la pista de aterrizaje. Increíble.

Agustín venía acompañado de su chofer Sergio. Viajamos a otra ciudad llamada Sabinas, Coahuila. Allí pernoctamos.

A la mañana siguiente y luego de un buen desayuno estilo mexicano con huevos rancheros, frijoles, chilaquiles y tortillas, nos encaminamos al pozo para iniciar la instalación. Al llegar al taladro en tierra, nos presentamos a la oficina del encargado del pozo, que, en cualquier parte del planeta, es la máxima autoridad del taladro, excepto en México. Cuando le presentamos la carta que describía nuestras ordenes de trabajo firmadas por sus jefes en Ciudad de México y que necesitábamos que el soldador del taladro hiciera dos trabajos de soldadura para instalar un monitor y un sensor; el “encargado” del pozo, hizo un gesto indiferente y nos señaló la caseta del soldador y nos dijo: “allí está el soldador, vayan a hablar con él y buena suerte”.

Efectivamente fuimos a la caseta del soldador, nos presentamos y el con suma indiferencia, cuando le mostramos las ordenes de trabajo, nos respondió con mucha frescura y cinismo:” Y en que parte de este documento, ¿dice que yo tengo que ayudarlos?”. Me dejo sin habla, los soldadores son gente ocupada pero no son así de insolentes. Le rogué que nos disculpara un momento, regresé a la oficina del encargado y le conté la escena con el soldador y para mi sorpresa nos dijo: “Así es esta gente, el día que no quieren trabajar, no trabajan… cómprale un par de cajas de cerveza y unas 4 cajetillas de cigarrillos y veras como te hace el trabajo”. No teníamos tiempo que perder, el plan era acabar a más tardar el 30 para salir el 31 muy temprano rumbo a Reynosa, Tamaulipas y pasar allí el Año Nuevo. Le dimos la cerveza y los cigarros al delincuente del soldador y empezamos a instalar todo lo demás.

Como era de esperarse, el soldador hizo drama, y termino la instalación casi al mediodía del 31. No se ve a menudo en ningún taladro del mundo un grado de irresponsabilidad como el exhibido por el soldador. Probamos todo el sistema y salimos hacia Reynosa, Tamaulipas, le pedí a Agustín que me dejara conducir, no confiaba en Sergio, corría demasiado; las pistas del norte de México son excelentes, pero se me hacía muy peligroso correr a 170 – 180 Kilómetros por hora como hacia Sergio. Conduje unas millas a 130 – 140 Km/hr que no es poco hasta que Agustín me dijo: “Pablo, así no vamos a llegar a Reynosa antes de la media noche, deja que conduzca Sergio. Le di el asiento a Sergio, diciéndole: “Quiero llegar vivo a Reynosa” y el Sergio le metió a ese acelerador, yo veía de reojo 170 – 180 Km/hr, por dentro iba rezando, un mal cálculo, una maniobra falsa y de seguro no la contábamos. Gracias a Dios, no hubo percances, no hubo policías en el camino y llegamos a salvo a Reynosa, nos fuimos a casa de Agustín, nos echamos un baño y nos preparamos para recibir el nuevo Año 1995, eran las 10:45 de la noche. Continuara…

(*)Pablo Alcántara es Ingeniero Electrónico, especializado en el área de Instrumentación Industrial en Pozos de Exploración Petrolífera. Trabajó para Minero Perú en Cajamarquilla en 1983, luego desde 1984 hasta 1998 trabajo para Baker Hughes Inteq en todo el planeta; 12 años como Ingeniero de Mud Logging y 3 años como Ingeniero de MWD. A continuación desde 1998 hasta principios del 2007 se desempeñó como Sub Gerente del Departamento de Electrónica de Diversified Well Logging en New Orleans-Louisiana-EEUU. Finalmente en Febrero del 2007 fue contratado como Drilling Specialist en la Cia Sondex LP en Houston-Texas EEUU, donde trabaja a la fecha.